domingo, 27 de agosto de 2006






Loquísima esta paulista de Desterro.

Gabi, un cuento en español y clases de Portugués para Extranjeros.

Esta es Gabi de Almeida Lemes; además de ser alumna de español no América Latina escribe en español, quer aprender a tocar o violão, e da cursos de Portugués para Extranjeros.

¿Loco (a)?

Otro fin de semana. Otro, después cinco días de estudio y trabajo. Viernes fue el aniversario del ruptura de mi noviazgo, o sea, estaba totalmente carente afectivamente.

Por todo eso, nada mejor que ir a Misa para ver a otras personas y aliviar el espíritu. Salí temprano de casa para conseguir un buen lugar para sentarme. Antes del comienzo de la celebración, el grupo de música ensayaba algo, y yo estaba contenta por seguir la canción.

El padre empieza, y ya concentrada en sus palabras, alguien me interrumpe y pide permiso para pasar y sentarse entre una señora y yo, cada una sentada en un extremo del asiento. Cuándo miré el chico...¡Qué guapo! Pero él no tenía un brazo. ¡Qué prejuicio! ¿Cuál es el problema de no tener un brazo?

Empecé a imaginar quién era, si era un alguien que vivía en un barrio de chabolas, narcotraficante, o tal vez un universitario con futuro prometedor... Lo miraba discretamente. Moreno, con barba y... usaba una camisa a cuadros (¡ese último es horrible!). También percibí que tenía los dos brazos, pero lo que yo no tenía visto estaba quebrado y enyesado.

La Misa sigue. Percibí que él empezó a mirarme y pensé: ¡Qué bueno! ¡Estoy siendo correspondida! Estaba nerviosa y ansiosa por una oportunidad de conocerlo.

Pero, sus miradas se quedaron frecuentes y sus actitudes en relación a la celebración eran extrañas, ¡sus gestos fervorosos! ¡era un loco!

Cada vez me miraba más, ahora estaba nerviosa, pero de miedo. Imaginaba que yo iba a casa sola y ya era tarde por la noche. Imaginaba que él iba a seguirme ¡y tal vez matarme!

Salí de aquel banco y fui para el final de la Iglesia, procuraba a alguien conocido para ir a mi casa conmigo. Nadie.

La Misa terminó. Fui para casa y siempre miraba para atrás, esperando que aquel hombre sin brazo (que tenía brazo) aparecería.

Llegué a mi casa, segura. Bueno, mañana es lunes, estoy carente todavía... Pero mi aventura fue buena, un poco de emoción en días como estos es bienvenida...

Gabriela de Almeida Lemes

De los cursos les contamos otro día.

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Hasta el próximo fin de semana y que se venga setiembre.